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viernes, 28 de marzo de 2014

El interior de la nueva ciudad vertical holandesa

El ambicioso proyecto De Rotterdam, del estudio OMA, complejo de 162.000 m2 destinado a usos mixtos frente al río Maas, quedó inaugurado en noviembre pasado y, según se anunció contará con el aporte de una experiencia novedosa en materia de interiorismo y equipamiento. Concretamente, el bloque de viviendas, ideado para usuarios jóvenes, ofrece unidades monoambientes en las que es posible maximizar las superficies y combinar todas las funciones en un solo espacio.

Para eso, el estudio liderado por Rem Koolhaas estableció una alianza con la firma de mobiliario Clei Italia, que diseñó especialmente para este emprendimiento una línea de equipamiento que incluye camas rebatibles que se guardan en armarios, sillas plegables que se cuelgan de las paredes como si fueran cuadros y mesas modulares, entre otros accesorios. Un breve video producido por la firma italiana muestra las ventajas de estos diseños en la vida cotidiana de un usuario.


En cuanto al complejo De Rotterdam, concebido como una “ciudad vertical”, se compone tres torres de 44 pisos vinculadas por un basamento. Son tres prismas cortados a la mitad de su altura y desfasados, de modo tal que al apilarse generan retiros, voladizos y otras combinaciones volumétricas. Las dos terceras partes de su superficie están destinadas a oficinas, y el resto a viviendas y un hotel, usos transparentados hacia el exterior por los vacíos y los desfasajes de la volumetría. El basamento, en tanto, ofrece usos más públicos como un centro comercial y gastronómico.


Sus autores lo definen como una “verdadera ciudad vertical”, cuyo fin es reactivar la zona degradada de la bahía de Wilhelminapier, en Rotterdam. Koolhaas aseguró que, a pesar de su escala y su aparente solidez, “los bloques desplazados del edificio crean una apariencia en constante cambio, diferente desde cada punto de la ciudad”. Koolhaas elogió también la tenacidad de los desarrolladores (MAB Development y OVG Real Estate), los inversores y las autoridades municipales por sostener el proyecto a pesar de las crisis económicas regionales.

Fuente:arq.clarin.com/

Por una ciudad mas verde, unete a la hora del planeta 2014.

Este 29 de marzo se celebra una nueva edición de la Hora del Planeta, una campaña internacional que desde 2007 invita a apagar la luz durante 60 minutos para darle un respiro a la Tierra. Lo que comenzó como una iniciativa local para generar conciencia sobre el cambio climático en Australia, al poco tiempo se convirtió en un movimiento ambiental mundial que hoy es replicado en, al menos, 154 países.
Organizada por WWF desde su inicio, la Hora del Planeta ha conseguido importantes logros, como por ejemplo la adhesión de más de siete mil ciudades y 1.800 millones de personas; la aprobación de una ley rusa para proteger los mares de la contaminación petrolera; la distribución de estufas eficientes a familias de Madagascar; o la instalación de focos de bajo consumo en Estados Unidos.
En esta nueva edición, que como todos los años tendrá lugar entre las 20,30 y las 21,30 de cada país, los organizadores invitan a la población mundial a apagar las luces durante esos 60 minutos, pero también a comprometerse para reducir el impacto diario que produce el consumo de energía. Para llegar a una mayor cantidad de público posible, han elegido a Spider-Man como embajador, cuya imagen buscará recaudar fondos a través de la plataforma Earth Hour Blue para proyectos medioambientales en distintos lugares del mundo.

Actividades en Latinoamérica

La región se prepara para la recibir la Hora del Planeta con actividades impulsadas por gobiernos, empresas u ONGs. En Colombia, por ejemplo, Bogotála celebrará con una convocatoria de Páramo Savers en el Centro Interactivo Maloka a partir de las 19.30 horas. El colectivo ecológico invita a organizaciones, universidades, escuelas y ciudadanos particulares a participar del encuentro bajo la consigna “por los páramos de Colombia”.
Por su parte, en Santiago de Chile la organización Bicicultura conducirá el sábado tres caravanas con ciclistas de todas las edades y comunas de Santiago. Los participantes se dirigirán al evento principal en Providencia, donde habrá un espectáculo artístico generado por energía humana.

En el Distrito Federal de México también se hará un paseo en bicicleta bajo el nombre Noche de primavera. Los ciclistas recorrerán entre las 19 y 23 horas 17 kilómetros a través del Bosque Chapultepec, el Monumento de la Revolución, el Paseo de la Reforma y otras calles del centro histórico. 

Otras formas de participar

Cada vez que se acerca una nueva Hora del Planeta, los más críticos cuestionan al evento, calificándolo de inútil y de enviar un mensaje equivocado por no ofrecer soluciones para el resto de las 8.759 horas del año. Sin embargo, establecer un día para generar conciencia sobre el consumo de energía difícilmente sea algo negativo: la celebración que propone WWF no sólo tiene el mérito de reducir el consumo durante esa hora, sino que además su mensaje es reproducido en miles de ciudades y dispara en muchas personas la inquietud de hacer algo para reducir la contaminación que supone la producción y el uso de electricidad.
Además de sumarse al movimiento apagando la luz o participando de algunas de las actividades, es una buena oportunidad para comenzar a adoptar medidas a largo plazo. Algunas ideas son:
1. Ahorrar energía en el hogar: Es el primer paso para involucrarse en este movimiento. Se puede lograr a través de un cambio de hábitos muy sencillo, como por ejemplo aprovechar al máximo la luz natural, asegurarse de que todas las lámparas sean de bajo consumo, desconectar los aparatos cuando no se estén utilizando o elegir electrodomésticos eficientes.
2. Apoyar a las organizaciones que utilizan energía limpia: En el mundo existen cada vez más iniciativas que eligen las fuentes alternativas para llevar electricidad a zonas remotas. Un litro de luz, 500 RPM, Empower Playgrounds y Quetsol son algunas interesantes propuestas con las que se puede colaborar.
3. Instar a empresas y a gobiernos a adoptar medidas más eficientes: Los consumidores y ciudadanos pueden ejercer una gran influencia para que este tipo de organismos se decidan por un cambio. Por ejemplo, hace algunos meses se anunció que la iluminación de la ciudad de Buenos Aires será un 70 por ciento sustentable gracias a la incorporación de tecnología LED. Esta medida podría ser replicable en muchas otras metrópolis.

Qué tiene que ver el desorden con la creatividad?

Al momento de trabajar o estudiar, las condiciones en las que se encuentra nuestro escritorio podrían tener un efecto fundamental en nuestro desempeño. Mientras que el orden ofrece la sensación de profesionalismo y seriedad, el desorden ofrece la impresión contraria. Sin embargo, los ambientes desordenados contribuyen a la creatividad. Pero, ¿cómo?
Un estudio realizado por los investigadores Kathlee. Vohs, Joseph Redden y Ryan Rahine de laUniversidad de Minnesota demostró que el desorden del espacio de trabajo no es algo negativo sino, por el contrario, ayuda al desarrollo de la creatividad. Bajo la hipótesis de que los ambientes ordenados asientan la adhesión de las convenciones sociales y conservadoras; y que los espacios desordenados animan a las personas a buscar la novedad y los caminos no convencionales, los investigadores llevaron a cabo tres experimentos.
Según cuentan los investigadores en su estudio, el punto de partida para el trabajo fue el razonamiento acerca de que “el orden y el desorden son estados comunes del ambiente que activan distintas partes de la mente, y que pueden beneficiar a la persona con diferentes resultados”.
El primero de los experimentos convocó a 34 estudiantes holandeses asignados aleatoriamente a un espacio ordenado o un ambiente desordenado. Las habitaciones eran iguales y su locación era contigua, por lo que la entrada de luz era la misma. Este ejercicio tuvo tres partes diferentes: primero, los estudiantes tuvieron que resolver un cuestionario durante diez minutos; luego, se les dio la opción de elegir entre una manzana o una barra de chocolate; y finalmente se les consultó si querían hacer una donación de dinero a una organización que regala juguetes y libros a los niños.
Los resultados del primer experimento arrojaron que los estudiantes que se encontraban en la habitación ordenada eran dos veces más propensos a escoger la manzana y donaron mayor cantidad de dinero que los estudiantes de la habitación desordenada. A partir de ello, los investigadores concluyeron que los espacios ordenados inspiran disciplina, elecciones saludables y rectitud ética. Es decir, confirmaron que los ambientes ordenados llevan a reproducir comportamientos que son bien vistos en la sociedad y que cumplen con lo que ésta espera de los individuos que la conforman.
El segundo experimento convocó a 48 estudiantes americanos, repartidos –de nuevo- en dos habitaciones. Para la ocasión, se les pidió a ambos grupos que pensaran y enlistaran al menos 10 nuevos usos para unas pelotitas de ping-pong. Una vez que terminaron y se procesaron los resultados, los investigadores se encontraron con que los estudiantes que estaban en la habitación desordenada consiguieron anotar usos más creativos que los propuestos por los participantes de la habitación ordenada.
Al respecto, los investigadores dicen que los ambientes ordenados representan virtudes rígidas y el correcto camino a seguir; mientras que los ambientes desordenados alientan a las personas a romper con estas convenciones, algo necesario para ser creativo. En conclusión, estar en un ambiente desordenado tendría un efecto estimulante en la creatividad.
“Ser creativo está ayudado por romper con la tradición, el orden y la convención, y un espacio desordenado parece que ayuda a las personas a hacer esto”, explican.
Finalmente, el tercer experimento buscaba analizar los efectos del espacio en la preferencia por lo tradicional frente a lo nuevo. Para ello, se convocó a 188 adultos americanos a quienes se les pidió que eligieran nuevos componentes para su dieta. Para el estudio, se les agregó etiquetas a los productos: unas decían “Clásico” y otras decían “Nuevos”.
Los resultados arrojaron que los adultos que se encontraban en la habitación ordenada eran más propensos a elegir los alimento con la etiqueta de “Clásico”, mientras que quienes estaban en la otra habitación optaban más por los rotulados con la palabra “Nuevo”. Es decir, este tercer experimento demostró que los ambientes ordenados afectan la preferencia de las personas por lo tradicional -dejando de lado lo novedoso-.
Cada uno de estos experimentos confirmó la hipótesis planteada al comienzo y sugirieron que “los efectos de orden físico son amplios y tienen muchos matices. Los ambientes desordenados parecen inspirar librarse de la tradición, producir nuevas ideas. Entornos ordenados, por el contrario, fomentan las convenciones dadas y lo seguro”.

Ciudades sin árboles

Muchos conglomerados urbanos de la Argentina desarrollaron entre fin del siglo XIX y principios del XX grandes obras de infraestructura, de urbanismo y de arquitectura, que parecían orientadas a posicionarlos entre las grandes del mundo desarrollado. Rosario, Córdoba, La Plata, la extraordinaria Mar del Plata, la provincia de Buenos Aires con los Puertos de Ensenada, Quequén, Dock Sud, y Puerto Madero; las grandes líneas de ferrocarriles interprovinciales. En todas esas ciudades aparecían los edificios públicos, los hospitales, las grandes avenidas, los parques públicos, los monumentos...

En ese contexto de ejecución de grandes obras como excluyente manifestación real de país desarrollado, los urbanistas calificaban el tejido utilizando la estructura circulatoria en todas sus escalas: el pasaje, la calle, el bulevar, la avenida, la ruta. Esa variedad de tejidos estructuraban las ciudades con la premisa funcional básica de “conectar”. Sin embargo, consideraban su calidad arquitectónica y espacial entendiendo la “calle” como espacio de diseño. Entendían también su complementaria finalidad social y cultural, de espacio compartido para las actividades comunitarias, de lugar de juego y de encuentro en la vereda de todos los frentistas, de espacio cívico e institucional.

En esas calles y avenidas aparecía, infalible, el árbol de la vereda. El que proporcionaba el reparo de su sombra y la magnificencia de su escala urbana por tamaño, por repetición, por forma, por su aporte a la continuidad y a la homogeneidad de los recorridos, por el impacto imprevisto y sorpresivo de sus variados perfumes y colores: lilas, amarillos, celestes, rosas y fucsias formaban parte de la estética de las calles.

Las calles y avenidas arboladas eran una imagen característica de las ciudades argentinas y de sus centros urbanos que, parece, hemos ido olvidando, aunque hace poco tiempo estaban allí.

Nuestros recuerdos de los barrios populares con las casas de puertas abiertas, niños jugando y sillas en las veredas, incluyen al árbol y su sombra. Los recuerdos de barrios del Centro, con sus bares de ventanas bajas y sus edificios públicos, incluyen las alineaciones monumentales de majestuosos ejemplares dando escala al espacio público. Tenemos frescos los recuerdos de la 9 de Julio que asombraba a los extranjeros con los cientos de palos borrachos en flor, hasta que se los fue llevando la falta de cuidado y el progreso. La avenida Cabildo/Santa Fe tenía hasta no hace tanto alineaciones interminables de jacarandás que dos veces por año tapizaban el piso de flores celestes. Las hileras de casuarinas a los costados de las rutas, el impresionante amarillo rabioso de los fresnos jóvenes, la escala monumental de los plátanos, el perfume embriagante de los tilos, en fin, podría mencionar cientos de hermosas calles que recuerdo arboladas y que hoy veo desiertas, con algunos pocos ejemplares apresados en canteros diminutos, mutilados, ahogados con sogas de pasacalles, enfermos, podados.

Quedan aún en algunos barrios raleadas alineaciones de viejos ejemplares lastimados para quien sea capaz de reconstruir imaginariamente su infancia de calles de sombra y de gigantescas fogatas de San Pedro y San Pablo, que se alimentaban de la poda anual de la Municipalidad de Buenos Aires (a nadie se le ocurría entonces podar por su cuenta el árbol de la vereda) El árbol se volvió impopular. Los comerciantes los extraen sin piedad de sus frentes, los programas de arbolado luchan con la falta de cuidado, riego y mantenimiento sanitario, los desarrolladores piensan en gastar poca plata y basta con ver muchos barrios privados de enormes y lujosas casas, sin arbolado ni en calles ni en jardines. Los arboles ensucian, rompen las veredas, tapan los caños, sirven para que los ladrones entren en nuestras casas. Expresiones populares que se escuchan contra ellos. Nadie los defiende.

De la mano de otras pérdidas también dolorosas como el interés por la poesía, la costumbre de socializar en la vereda, la alegría de ver a los chicos jugando en la calle, la costumbre de saludar a la gente que pasa, la pérdida de la capacidad de reconocer el canto de los distintos pájaros que habitaban nuestros barrios, y otras tantas... la pérdida de la popularidad del árbol es una más de las demostraciones de que nuestra sociedad se está volviendo peligrosamente ignorante y autodestructiva.

Las explicaciones pueden ser muchas. Seguramente algunas tendrán sentido y muchas, no.

Será como tantas cosas. Nadie se ocupó de mantenerlos, defenderlos, curarlos, replantarlos, evitar que los poden salvajemente, recordar a los demás los beneficios de su existencia, hacerles propaganda positiva.

Lo cierto es que ya no están. Y nos hemos vuelto tan ignorantes que ni sabemos cuánta falta nos hacen con los calores agobiantes, con esta fealdad que nos rodea, con esta violencia urbana de todos los días.

Seguramente había otras cosas más importantes de que ocuparse, antes que de ver las deslumbrantes bóvedas corridas que aún existen por ejemplo en la calle Melián, y quedarse un rato paralizado sin poder creerlo.

Hace calor. En las calles no hay sombra, ni pájaros, ni belleza… No hay árboles.

Reciclaje creativo con papel: Ideas de bricolaje

  
 
 
La idea de reciclar es un saludable hábito para el medio ambiente. Y, si a este hábito le imprimes un aire de creatividad, mejor que mejor. Para ello tendrás que aplicar una alta dosis de imaginación, no obstante, a continuación te ofrecemos algunas pautas de reciclaje creativo con papel. Toma nota de las siguientes sugerencias que te presentamos.
Reciclaje con papel: Manualidades
¿Tienes una foto que te gustaría enmarcar? Tienes dos opciones, una comprar un marco o bien crearlo tú misma. Precisamente, aquí nos decantamos por ésta última opción. En esta línea te enseñamos cómo crear un marco de fotos elaborado con papel reciclado de periódicos y revistas realmente original y chic.
Los materiales que vas a necesitar son: papel para reciclar, cola blanca, tijeras, y una hoja de plástico transparente.
Elaboración, paso a paso: en primer lugar, corta tiras de papel de entre 6 y 8 centímetros de longitud. A continuación, enrolla estas tiras sobre sí mismas para formar una especie de pajitas delgadas de diferentes longitudes y pégalas con cola para evitar que se suelten.
Seguidamente, prepara la estructura del marco de fotos con cartón y una lámina de plástico transparente, es decir, el elemento protector de la foto.
Para finalizar esta manualidad de reciclaje creativo con papel puedes decorarlo a tu gusto.
Reciclaje con papel higiénico
¿Dónde guardas habitualmente los bolígrafos? Si no tienes un lugar establecido, no te pierdas la siguiente idea que te presentamos. Se trata de una sugerencia de reciclaje creativo con papel perfecta para concienciar a los niños de la importancia de reciclar y, además, disfrutar de un agradable tiempo de ocio con ellos.
En esta ocasión, crearemos un original portalápices para guardar tus bolis, pinturas, lápices o plumas creado a partir de los rollos de papel higiénico.
Los materiales que necesitarás para esta manualidad son: papel de envolver o papel de periódico para reciclar, cola blanca, una caja, por ejemplo, de zapatos de los niños; rollos acabados de papel higiénico, tijeras y marcadores.
Elaboración: en primer lugar, debes cubrir completamente la caja con papel de colores y fijarlos con pegamento. Coloca en el interior de la caja los rollos de papel higiénico, aplica pegamento entre ellos y, por último, pégalos a la propia caja.
Una vez se hayan secado puedes decorarlos a tu gusto. Ya tienes, entonces, tu portalápices para organizar tu material de oficina.
Fuente:ellahoy.es