jueves, 19 de diciembre de 2013

Entrevista al interiorista Lorenzo Castillo: "Vivir con belleza te hace más feliz"



Las tiendas Loewe de Madrid, Hong Kong o Shanghái, restaurantes en España y Reino Unido el último, Hispania, en Londres–, hoteles como el madrileño Santo Mauro o gran parte de los de la cadena Room Mate, a los que hay que sumar otros en Florencia, y viviendas en todo el mundo llevan su sello. También alfombras, telas y papeles pintados. Lorenzo Castillo no para. 

Pregunta: ¿Qué hace un interiorista? 

Respuesta: La primera función es práctica: diseñar interiores lo más agradables posibles para vivir. Todo ello acompañado de una estética que se adapte a las necesidades de cada persona. La belleza es imprescindible también, porque vivir rodeado de belleza te hace más feliz. 

P: ¿Y cuál es su estilo? 

R: Yo lo definiría como extremadamente acogedor. El ambiente te cautiva y protege. No me gustan los ambientes fríos. Me gustan los sitios decorados de tal forma que parecen que llevan ahí desde siempre. 

P: ¿Qué importancia tiene conocer bien al cliente? 

R: Es fundamental. Es una relación muy íntima en la que tienes que conocerle muy bien, ya que es un continuo trabajo de diálogo que puede llegar a dos años. Tú eres el responsable de hacer su cuarto de baño y has de conocer cómo duermen o cómo viven, porque estás haciéndole una casa a medida y esa casa se ha de adaptar perfectamente a sus necesidades. Lo más importante es hacer casas que representen la vida de los que viven ahí. Cada vivienda es para una familia.

P: ¿En España se sigue decorando? 

R: Lo cierto es que, a pesar de la situación actual, a mí me van muy bien las cosas. Lo que sí es verdad es que la clase media ha desaparecido y solamente se han quedado obras de clases altas. Es una pena porque la gente puede tener la sensación de que eres elitista, algo que no es cierto. He pasado de tener clientes de tipo medio a que lo que me haya quedado sean clientes internacionales muy ricos. 

P: ¿Quiénes son ahora sus clientes? 

R: Sobre todo, banqueros, familias reales de Oriente Medio, por lo que respecta a la decoración de casas, donde también tengo proyectos en República Dominicana y Nueva York; y en cuanto a otro tipo de trabajos, estoy con un hotel en el Paseo de Gracia de Barcelona, el restaurante Hispania en Londres, tengo hoteles en palacios históricos en Florencia, la renovación del hotel Grace de la cadena Room Mate en Nueva York. También estoy trabajando para empresas internacionales con mis propios diseños, como The Rug Company, una firma de alfombras.

 P: ¿La decoración también se rige por modas?

R: Es difícil abstraerse de las modas. Los interioristas somos a la vez creadores y receptores de modas. La tendencia actual es que se vuelve, afortunadamente, a la alta decoración y desaparecen las casas blancas. Hay una vuelta a las profesiones tradicionales, como la carpintería y la ebasnistería, a las antigüedades, algo que hasta hace poco era considerado lo más carca del mundo. La decoración se vuelve más rica, más compleja, más trabajada y en la que se mezclan todo tipo de cosas, de épocas y estilos, y donde no hay normas, la única es la armonía. Esa armonía hay distintas formas de conseguirla. 

P: ¿En qué nivel diría que se encuentra España? 

R: España se encuentra en un nivel buenísimo, mucho más que países como Italia. Somos figuras internacionales que participamos de ese mundo internacional y que somos muy reconocidos. A pesar de la situación actual, el diseño atraviesa un buen momento. Si no hubiera habido crisis, habría sido mejor, porque hay gente joven muy buena. 

P: Es su segunda colaboración con Gastón y Daniela diseñando telas y papeles pintados. ¿Qué aún no ha hecho y le apetece? 

R: Decorar casas me apasiona, pero me encantaría meterme en el mundo del cine o de la escenografía, de la ópera. Cuando voy al Metropolitan en Nueva York y veo esas puestas en escena de Franco Zeffirelli pienso que me encantaría poder hacer esos decorados. Y es que una de las cosas que más me influye a la hora de diseñar es el cine, sobre todo el de los años 40 y 50. Creo que fue una de las épocas de oro de la decoración, sobre todo los años 40, una década depresiva desde el punto de vista de la economía.

Fuente:http://www.expansion.com/

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