viernes, 13 de diciembre de 2013

Un SOS para salvar el Teatro Cervantes de Tánger




El 2 de abril de 1911, en un acto solemne que atrajo la atención de personajes ilustres de Europa y Marruecos de la época se levantó en Tánger la primera piedra del gran Teatro Cervantes. Las obras duraron dos años. En sus cien años de historia se han subido a su escenario actores de la talla de Estrellita Castro, Carmen Sevilla, Imperio Argentina, María Caballé, Benito Pérez Galdós, Enrico Caruso, Tito Ruffo, Imperio Argentina, Antonio Machín, Manolo Caracol o Catalina Berreno. Por eso, coincidiendo con que ayer fue el día de su centenario, cuatro artistas se han unido para salvarlo de la destrucción y la ruina con la publicación de un libro en el que se cuenta la historia del teatro titulado Un escenario en ruinas: llamamiento artístico-literario para la recuperación del Gran Teatro Cercantes de Tánger y que pretende ser un toque de atención a las autoridades.
“Hemos hecho muchas gestiones para que se rehabilite el edificio, pero no hemos logrado nada. Este libro es un llamamiento para que nos hagan caso”, explica la pintora Consuelo Hernández (Cáceres, 1950) por teléfono desde el Instituto Severo Ochoa de Tánger, donde ayer presentó el libro. Ella es quien abandera el proyecto junto el historiador y novelista Santiago Martín Guerrero, el poeta, crítico y traductor Mezouar El Idrissi (Tetuán, 1963) y el novelista y dramaturgo Jesús Carazo (Burgos, 1944). El teatro es propiedad de España desde 1928 y tiene los derechos de explotación cedidos al ayuntamiento de Tánger por el simbólico precio de un dírham.
Hernández, que ha vivido durante seis años en esta ciudad situada al norte de Marruecos, denuncia que el teatro se encuentra en estado de abandono, y que la causa es que no se ha llegado a un acuerdo entre el estado español y el marroquí. Según asegura, se ha valorado en seis millones de euros la reconstrucción y ninguno de los Gobiernos quiere hacerse con la responsabilidad.
El teatro es uno de los símbolos culturales de la presencia española en el norte de África y fue diseñado por el arquitecto Diego Giménez en el año 1911 por encargo del matrimonio formado por Manuel Peña y Esperanza Orellana. Este edificio, de cuya decoración se encargó el escultor Cándido Mata, con sus 1.400 butacas, sus cerámicas alegóricas de Don Quijote y su cúpula que preside el puerto de Tánger fue el centro cultural más emblemático de la ciudad internacional hasta los años 60.
Cien años después de su inauguración, está cerrado y abandonado pero todavía permanece en pie. "Está en estado de ruina pero conocemos alguna iniciativa privada importante dispuesta a restaurarlo", ha comentado a Efe Hernández, quien ha añadido: "La idea es reconstruir el teatro, no se trataba de hacer historia sino darle vida de una manera artística y literaria”.
Hernández inició su "lucha particular" en el mes de febrero con una página a través del su perfil en Facebook con el título Teatro Cervantes: sostener lo que se cae, gracias a lo cual contactó con Desiré Peña, biznieta de los constructores y promotores del teatro, y con Francisco Mata, biznieto del escultor Cándido Mata.
"Los dos están colaborando en la iniciativa, lo cual es un lujazo porque este teatro es una joya arquitectónica de la época donde se mezclan elementos modernistas con clásicos, una continuación de los mejores teatros del siglo XIX", declarada a Efe apenada por la situación actual del edificio. Tánger tiene todavía en pie este teatro que muchos artistas se resisten a que desaparezca. "Faltan muchas cosas pero su restauración es posible", concluye Hernández.

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