domingo, 24 de noviembre de 2013

El hombre que dibujaba para no morir

Juan Salvucci es uno de los últimos prisioneros de guerra en dejar Malvinas. Para no volverse loco, pero también para no olvidar, dibuja lo que ve en las islas. 

 


1.Y cuando la realidad, la mortal y fatídica y mentirosa realidad, no entra más en tu cabeza; cuando tu corazón y tu alma y todo eso que sos, no pueden absorber más de lo que te rodea, entonces, se invierte el proceso, y ahora, en vez de absorber, lo que hacés, es largar para afuera. Explotar. Como una bomba. Como un artefacto explosivo de carne y hueso, de libertad. Explotás con tu lápiz y sobre la hoja. Tu trazo sobre el campo virgen y blanco. Porque no sos la guerra que te rodea, no sos el fusil que les entregaste, no sos el hambre ni el dolor ni las veces que tocaste fondo. Sos el arma hecha lápiz. Sos la guerra y el arte. Sos el último soldado en irte de Malvinas.

 2. “Llegué de la luna de miel y al otro día, se presentaron unos policías y me trajeron la notificación de que me tenía que presentar en el regimiento. Mi mujer me decía que no vaya, que quería tener un hijo, no me quería perder. Quería ir a una quinta y hacer un pozo y que me escondiera ahí. Estuve tres días sin presentarme. No me dio más la cabeza y le pedí perdón y decidí presentarme. No pude soportar la presión, por más que nos estuviera mandando un gobierno que odiaba a una guerra que ya estaba perdida, tenía que ir. ‘Están todos mis amigos, yo voy a morir con ellos’, le dije a mi mujer. Y me fui”. “Todos los días le escribía a mi mujer cartas. Todos los días me despedía de ella porque no sabía si iba a volver” 

3. “Hubo muchos desertores. En mi compañía fueron 6 ó 7. Y no les pasó nunca nada. Nadie preguntó por ellos porque la guerra se perdió y los militares cayeron. No se presentaban y listo. Quién los iba a ir a buscar en este momento, no había tiempo. Estaban los que dentro del regimiento, antes de salir, se metían un tiro en la mano para no ir. Hubo varios cobardes. Solo nosotros, los excombatientes, sabemos quiénes son”.

 4. Y como fuiste delegado en arquitectura, militando en el PCT, un día en el año 75, te secuestra la Triple A. Y no te mata, no. Te tienen varios días y no te matan. Pero matan a otros. Y como no pudieron matarte una vez, lo van a intentar una segunda vez: y te mandan a las Islas. 

5. “Todos los días le escribía a mi mujer cartas. Todos los días me despedía de ella porque no sabía si iba a volver”. 

6. “La guerra para los ingleses era algo profesional. Para nosotros era un ‘Viva la Patria’. Acá, los imbéciles de los generales mandaron al frente a regimientos castigados en su política interna: el Regimiento 107, por ser peronista, fue un regimiento castigado. Fusilaron a muchos capos ahí adentro por cuestiones de política militar. Mandaron a un regimiento de llanura a pelear a lo que era una zona de montaña, mientras acá se quedaron cuidando las fronteras los ejércitos de montaña que tenían trajes blancos preparados para la nieve y estaban mejor entrenados que nosotros. Nos mandaron a morir. Así de simple. El primer enemigo fue nuestro ejército. Primero, en la guerra, tuvimos que pelear contra el ejército argentino”. 

7. “Caigo prisionero y los ingleses no me sueltan. No me preguntes por qué porque no lo sé. Todos subieron a los barcos y se volvieron a sus casas. Pero yo no. Tenían que quedar doscientos rehenes que servían para apretar al Gobierno para que acá se firmara el cese de hostilidades. Nos llevaron a una especie de campo de concentración improvisado. Nos hacían trabajar, nos pagaban, porque el tratado de Ginebra dice que nos tenían que pagar. Pero en la isla y prisionero, el dinero no servía. Éramos siete soldados, el resto eran comandos y del grado de capitán para arriba, incluido el general Menéndez, todos. Nos decían que si no firmaban acá la rendición nos llevaban a África por 14 años”.


 8. “Dibujé siempre. Si a una novia le tenía que mandar una carta, eran tres renglones y un dibujo; que el dibujo hablaba más que los tres renglones. Siempre el dibujo fue mi lenguaje, más que las palabras. Qué iba a hacer en un lugar en donde no había celulares con cámaras de fotos, no había cámaras ni filmadoras ni nada: ¿Qué me quedaba? El dibujo. Dibujos hice muchos allá. Otros me los robaron los ingleses, los dibujos que ves son los que quedaron. Necesitaba dibujar para contar lo que veía. Dibujaba para no olvidar. Una vez un soldado ingles me descubrió los dibujos en mis bolsillos y me preguntó Qué es esto y me los sacó. Y yo le di la plata que tenía en los bolsillos. Saqué todas las libras y se las di. Le di plata y él me devolvió lo más importante que me traje de las islas: mis dibujos”.


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