CaixaForum Madrid acoge una completa retrospectiva de Le Corbusier, uno de los referentes de la arquitectura del siglo XX. La exposición reúne más de 200 obras entre maquetas, planos, pinturas, fotos y audiovisuales. (Vie, 27 Jun 2014)
Fuente:
http://noticias.arq.com.mx
Aunque ha pasado a la Historia como uno de los nombres esenciales de la arquitectura del siglo XX, lo cierto es que Le Corbusier, fue un hombre polifacético y con una gran fuerza creativa que lo mismo se adentraba en la vanguardia pictórica del momento que escribía y publicaba libros sobre arquitectura y temas diversos, diseñaba interiores, daba charlas o recreaba sus mundos soñados en maquetas con estructura de madera, escayola o hierro, por no hablar de su interés como aficionado a la fotografía y el cine.
De todo ello da fe la exposición Le Corbusier. Un atlas de paisajes modernos que, organizada por el MoMA de Nueva York, se puede ver en CaixaForum Madrid, y con la que se puede rastrear la trayectoria del artista a lo largo de seis décadas en las que no dejó de observar, estudiar y perseguir paisajes. Una muestra que acoge también cuatro recreaciones de interiores de habitaciones con muebles originales y una serie de fotografías panorámicas que el británico Richard Parer tomó en los años 2011 y 2012 de los proyectos más emblemáticos del artista.
En esta exposición, la más completa dedicada a Le Corbusier en España en 25 años, se descubre el mundo de ensueño y poesía en el que Le Corbusier quiso introducir la arquitectura, donde el sol, el espacio y los árboles devolvieran al hombre la alegría por vivir. De ahí que le tildaran de arquitecto de la felicidad por su insistencia en levantar “ciudades radiantes”.
Infatigable soñador de naturalezas urbanas, llegó a trabajar en unos 400 proyectos y construyó 75 edificios en una docena de países. Lo mismo le daba trabajar en las montañas de Suiza, en la costa mediterránea, en Italia, en el sur de Francia o en las grandes planicies del norte de la India, donde concibió una ciudad entera, Chandigarh, que sería la nueva capital del Estado de Panyab y cuyos materiales se transportaron a mano, como 4.000 años atrás. Ésta fue una de las obras más monumentales de la nueva poética del hormigón concebida por Le Corbusier.
La muestra también se detiene en la vinculación que tuvo con España, sobre todo con el proyecto de un barrio modular que hizo para Barcelona bajo el lema Una casa, un árbol y en el que trabajó durante los años 30. Pretendía levantar conjuntos de viviendas con tres niveles, inmersas en avenidas arboladas y amplias plazoletas, aunque finalmente el proyecto fue abandonado cuando el también arquitecto Josep Lluís Sert advirtió los elevados costes del mismo.
Capilla de Ronchamp
No fue, ni mucho menos, el único proyecto que Le Corbusier vio frustrado a lo largo de su carrera. Fueron muchos los trabajos inacabados que emprendió para Moscú, Italia, Rio, Sao Paulo y Montevideo. Cada tropezón representaba un nuevo desafío para el artista del Jura, que no dejaba de pintar, dar conferencias y proponer trabajos en los que confiaba a ciegas.
Villa Savoye
Desde sus años de formación, su concepción de la arquitectura siempre estuvo unida al arte. A los 20 años construyó su primera casa, Villa Fallet, en su ciudad natal, y antes de establecerse en París, hizo un viaje de formación a Italia y Viena. Fue en la capital del Sena donde adoptó su seudónimo artístico con el fin de firmar sus provocadores artículos en la revista L'Esprit Nouveau que fundó junto al poeta Paul Dermée y el pintor cubista Amédée Ozenfant. Aquí mezclaba sus dibujos de paisajes y monumentos con fotos de máquinas modernas y estructuras de ingeniería
El reconocimiento mundial le volvió, curiosamente, más melancólico e introspectivo y los últimos años de su vida los pasó en una espartana cabaña en un enclave de ensueño de la Costa Azul. Murió en una playa cercana a su refugio en el verano de 1965.
Fuente:
http://noticias.arq.com.mx