Nació en Mendoza y se vinculó al Museo Fader siendo un joven estudiante. Primero como guía y más tarde como conservador y restaurador, pasó por artes plásticas, vivió seis años en Buenos Aires, desató una obra de naturaleza en estado subjetivo y puro y volvió a la provincia en busca de nuevas imágenes por pintar. Junto a la escultora Viviana Herrera, expone hasta mayo en la Cava de Arte de Bodega Sin Fin.
Cuando Enrique Testasecca fue consciente...