Tras los años hedonistas de las superestructuras, los lujos innecesarios y las innovaciones forzadas, la crisis planetaria y el baño de realidad que ha impuesto, han obligado el mundo a replantearse prioridades. En el sector de la arquitectura, uno de los más afectados, esta necesidad de cambio se ha plasmado en una vuelta a lo fundamental. De allí que el decano de los arquitectos europeos, el holandés Rem Koolhas, comisario de la 14ª edición de la Bienal de Arquitectura de Venecia, que se inaugura hoy, con presencia del consejero de Cultura Ferran Mascarell, hasta el 23 de noviembre, haya decidido titularla sencillamente Fundamentals. Un marco conceptual en el cual se injerta perfectamente, valga la redundancia, Arquitectures Empeltades / Grafting Architecture (Arquitecturas Injertadas), el proyecto de Josep Torrents para el Pabellón de Cataluña.
Elegido por un jurado independiente entre una veintena de candidatos, Torrents propone un proyecto colectivo y poliédrico, que mira al pasado y las tradiciones no con la nostálgica voluntad de recuperarlas de forma literal, sino como impulsos e inspiración para nuevas soluciones. Además en este caso la tradición está representada por Josep Maria Jujol, “el secreto mejor guardado de la arquitectura del siglo XX”, según Alex Susanna, director del Institut Ramon Llull, que se encarga de la organización del Pabellón. Torrents arranca de la reforma de la Casa Bofarull (1913-1933) en Pallaresos, la obra más emblemática de Jujol, para identificar en su proceso de trabajo una actitud, que enlaza arquitectos de distintas generaciones y escuelas, así como edificios de distintos uso y tamaño a lo largo de los cien años siguientes.
Este recorrido se plasma en otros 15 proyectos: los apartamentos Barba Corsini en La Pedrera, el IES La Llauna de Badalona, el Museo Can Framis, el Apartamento Juan en el barrio de Gracia, el espacio público del Teatre La Lira de Ripoll, la restauración de la iglesia de L’Hospitalet de Ibiza, la rehabilitación de viviendas en Gelida, el auditorio de la iglesia de Sant Francesc en Santpedor, tres estaciones de la Línea 9 del Metro, el espacio transmisor del Dolmen megalítico de Artesa de Segre, la clínica psiquiátrica de Arenys de Munt, el Casal Balaguer de Palma, la restauración paisajística del Parque del Garraf, una torre de 94 viviendas de protección oficial en L’Hospitalet de Llobregat y el proyecto de revitalización del distrito de Adhamiya en Bagdad.
“Tomamos prestado un concepto botánico para hablar de una arquitectura respetuosa, que se injerta en lo existente, aportando innovación y cambio”, explicó el comisario, que cuenta con la colaboración de Guillem Carabí y Jordi Ribas. Siendo proyectos tan distintos, Torrents ha dejado que cada autor se explique a su manera, siguiendo un hilo conductor en dos tiempos: la descripción del proceso arquitectónico y la posterior percepción del edificio. “No queremos unificar criterios, cada estudio se presentará como quiere con vídeos, fotografías, dibujos, maquetas o planos”, indicó. Para ilustrar la cotidianeidad de la arquitectura, una vez terminada la construcción, cuando pasa a formar parte del paisaje y la vida de la gente, Torrents ha colocado en cuatro de los edificios unas cámaras, que graban lo que pasa su alrededor y la vida que se desarrolla en su interior y la retransmiten en Venecia en tiempo real.