domingo, 15 de diciembre de 2013

Entrevista a Carola Vanini

Cuando estás en el centro, en el núcleo, cuando transitas las venas, cuando todas las ventanas ya fueron hechas en las ya construidas paredes, cuando el artificio es ya la naturaleza del sitio, cuando estás en Roma, ¿qué puedes hacer, arquitecta? ¿Sueñas con prados verdes donde se elevan tus ideas blancas? ¿Buscas un trozo de horizonte virgen en el que recortar tus siluetas de grafito?
Carola Vannini se sumerge en vetustos cuartos, intrincados pasadizos, y talla espacios limpios y claros con ideas limpias y claras de todo el mundo. Crea nuevos lugares adonde llegar desde el mundo con nuevas ideas. Entonces los caminos conducen hacia allí.

 ¿Qué caminos te condujeron hasta aquí?
C. V.   Mi trabajo actual es el resultado de haber estudiado en varios países, de haber trabajado en otros países también, y poder crear armonías o contrastes con mi origen, con estas premisas italianas que son muy fuertes e influyentes en todo el mundo.
De hecho tu formación tiene raíces en ese origen.
Sí, el haber estudiado Restauración además de Arquitectura me ha vinculado mucho a esas raíces históricas, y también me han provisto de herramientas imprescindibles para mi especialidad…
… donde es tan importante el pasado como el futuro del lugar.
Tal cual, es saber leer más que escribir. Mi trabajo consiste en descubrir la arquitectura del sitio más que inventarla.
Vivir y trabajar en París te ha brindado seguramente una visión complementaria de esta relación con el pasado.
Sí, y Nueva York me brindó la relación con el futuro.
¿El futuro está allí?
No ahora, pero Nueva York fue el producto de la imaginación, de una idea de futuro.
¿Qué trabajos hacías?
En Nueva York estuve dos años, en los que trabajé circunstancialmente para dos estudios: Hunt Architects y James Harb Architects. En París estuve estudiando solamente, durante un año, pero al volver a Roma comencé a trabajar para un estudio que tenía oficinas aquí y en París, por lo que pude volver a ir y tuve oportunidad de trabajar allí también.
Siempre haciendo diseño de interiores.
Siempre. Pero la principal enseñanza de vivir lejos ha sido dejar de pensar en pequeño, dentro del nido, estar siempre con los ojos bien abiertos, alerta a lo que pasa en el mundo.
¿Y qué es lo que pasa en el mundo?
Se sonroja, y replica riendo:
No lo sé, ¡por eso estoy tan alerta!
En todo caso sabes mucho de lo que pasa en Internet.
Sí, es el medio que me liga con colegas, amigos, clientes, colaboradores. Utilizo Internet en forma cotidiana para comunicarme en forma más directa o menos directa con cientos de personas.
Tu perfil de Facebook es una auténtica revista, suele haber decenas de comentarios debajo de las imágenes o palabras que compartes.
Sí, muchas personas, incluso algunos amigos sólo me conocen por lo que muestro o lo que escribo en esa página. Recientemente he comenzado a publicar un blog allí, para poder archivar en forma ordenada las imágenes que me inspiran.
Las imágenes que te inspiran.
Sí, las que de algún modo forman el collage de mi diseño. Siempre me inspiro en imágenes, en fotografías. A menudo uso la fotografía en mis trabajos de interiorismo para crear una combinación perfecta entre ambas cosas. Arquitectura y fotografía son artes muy visuales, y una de sus principales virtudes es permitir comunicarte por medio de ellas.  Usadas conjuntamente, crean un lenguaje.
¿Y qué dices a través de ellas, usando ese lenguaje?
La principal peculiaridad de mi trabajo es el deseo de alcanzar un equilibrio entre los modales minimalistas y los acogedores modos tradicionales. Este objetivo, y los años de experiencia, me permitieron crear mi forma personal de expresión, mi propia “poética”; que es una línea nítida, muy delgada, un sedal conectando todos los elementos, desde los principales hasta los más pequeños detalles.
¿Qué significa “detalle”?
Aquello que distingue. Al menos es mi modo de ver el mundo. Incluso es mi forma de trabajar, soy detallista maniática, me gusta poner atención a cada uno de los aspectos de un proyecto. Entiendo los proyectos como vestidos de alta costura, hechos de miles de diminutas perlas brillantes enhebradas por una mano cuidadosa y experimentada. Al final no ves cada una de ellas, pero el resultado total brilla en tus ojos asombrados.
Un interior es para mí eso mismo. Simplemente amalgamo todas esas pequeñas perlas, muebles, colores, paredes, visuales, paisajes, materiales, sensaciones, las junto hasta hacer el vestido perfecto que calce perfectamente en mi cliente.
Muchos aprendemos de ti ¿Tú de quién aprendes?
¡Eso no es cierto! todos aprendemos de ellos, de los Maestros, y de las tradiciones de otros.
¿Por ejemplo?
Ese concepto de “diseño poético” es la razón por la que amo la cultura y arquitectura de Japón, así como amo la obra de John Pawson, que de hecho tiene una fuerte afluencia japonesa.
Tu casa no parece una obra de Carola Vannini.
No, mi casa es obra de mi otro yo, la que puede ser espontánea luego de dejarse la piel en el trabajo.  Este diseño no está en venta.

Fuente: arkinetia.com

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