La meticulosa reforma de la última planta de un edificio dio lugar a un espacio de características tan únicas como sus ángulos
La mal llamada "deformación profesional" no es más que la tendencia a ver las cosas desde el punto de vista de una disciplina particular. Si hay deformación -como en todo- derivará de los excesos: pero cuando un experto está buscando casa, su ojo entrenado sólo puede contarse como un plus que le permitirá detectar posibilidades y beneficios invisibles para el resto de los mortales. Fue lo que sucedió cuando el arquitecto Horacio Vismara visitó esta propiedad de 150m2 en los dos últimos pisos de un edificio de los años 70 y pudo vislumbrar en inclinaciones y desniveles "mucho jugo para sacar". Cuando fue suya, limpió la planta de tabiques para rescatar las particularidades de la estructura y destacar los ángulos con rajas y volúmenes puros. Con un concepto minimalista de líneas netas y colores uniformes en muros y pisos, modificó niveles y escaleras para conseguir alturas de paso y generar nuevas áreas articuladas entre sí. Un equipamiento en la misma línea con detalles en mármol, en vidrio y en acero, así como las obras de diversos artistas plásticos locales, terminaron de definir un hogar con la única y particular visión profesional y apasionada de su dueño.
"La planta surgió rápidamente cuando comencé a proyectar en el tablero. Y se armó definitivamente al eliminar tabiques con la demolición"
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