Un programa arquitectónico se compone de habitaciones privadas, espacios públicos y servicios. Cada uno de ellos debe contener el área necesaria para cubrir con las necesidades solicitadas y se toman en cuenta factores como iluminación, ventilación, decoración, etcétera.
Sin embargo, parte importante del programa son las circulaciones; espacios que los arquitectos siempre buscan reducir al máximo para evitar el 'desperdicio' de metros cuadrados.
Pero, ¿qué pasa cuando intencionalmente se crean pasillos de transición?, espacios que pretenden difuminar la línea divisoria entre dos zonas contrastantes, como pública y privada, o interior y exterior.
En ocasiones el resultado no es muy favorable, pues muchos pasillos causan sensación de claustrofobia. Para evitar que el pasillo no se sienta encerrado y lúgubre, se recomienda usar elementos como:
- Límites permeables, no sólidos, como materiales translúcidos, celosías, barandales, caídas de agua o 'muros' de bambú.
- Tragaluces en el techo o pergolados al aire libre.
- Cambio de nivel o puentes elevados para omitir las bardas.
- Usar distintos materiales en piso, paredes y/o techos ayudan a enmarcar los andadores.
- El uso de luz natural o la iluminación artificial, enfatizan el estrecho y largo perímetro.
Estos pasillos tienen la cualidad de hacer más tenue el cambio, pero no son imperceptibles. Al contrario, es importante que allí pase algo, que sean llamativos o posean algún encanto que despierte el interés en el usuario y le invite a recorrerlo por el gusto de hacerlo, no simplemente para llegar a otro lugar.
Fuente:obrasweb.mx
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