La domótica lleva infiltrada en nuestro hogar mucho más tiempo del que podría parecer. Cualquier sistema de automatización o control remoto podría considerarse un inicio de tecnificación doméstica. Pero lo cierto es que hasta la llegada de los smartphones, casi todos los proyectos que buscaban la domotización global se quedaron en papel mojado. Las alarmas de seguridad son un buen ejemplo de evolución domótica. Son elementos sencillos que han crecido en complejidad y efectividad a buen ritmo. Tras la clásica sirena de alarma, llegaron los sensores de movimiento, las cámaras infrarrojas, los micrófonos ambientales y, ahora, el control desde el móvil. Hasta la llegada de los 'smartphones', la domotización global no ha sido una realidad Pero el futuro es mucho más brillante para el binomio smartphone y hogar. Cada vez más facetas de nuestra vida cotidiana están ligadas al móvil y la domótica tiene un prometedor futuro. El control del hogar, los electrodomésticos e incluso las plantas o mascotas ya es una realidad que se gestiona desde la palma de la mano. Es lo que se denomina el ‘Internet de las cosas’, y gracias a ello, coches, aspiradoras y hasta cazuelas estarán conectadas a Internet y podrán ser gestionadas de forma remota desde cualquier dispositivo con conexión. Y eso incluye, lógicamente, el móvil. Ojo, esta inmensa conexión no estará exenta de peligros, y deberá ir de la mano de fuertes sistemas de protección.
La realidad domótica hoy Pero ¿qué se puede controlar realmente desde el móvil? Actualmente varias marcas están añadiendo a sus productos opciones de comunicación inalámbrica que, mediante Internet, permiten que un móvil o una tableta pueda monitorizar su funcionamiento, activar o desactivar determinadas funciones e incluso recibir información en tiempo real y decidir de forma inteligente la mejor opción. Con un sencillo módulo Wi-Fi –o una SIM como la del móvil–, casi cualquier dispositivo electrónico se puede conectar a Internet y una app instalada en el móvil puede convertirlo en un sistema de gestión remoto del elemento en cuestión. Los sistemas más sencillos son los enchufes e interruptores que se activan o desactivan a la orden del usuario, que la transmite de forma inalámbrica desde el móvil –estando en casa o fuera de ella–. Ya se está trabajando en que estos tecnodomésticos puedan ‘hablar’ entre ellos y sincronizarse Si seguimos tirando del hilo, encontramos equipos más complejos, como neveras, lavadoras, microondas, etc., que pueden establecer una comunicación bidireccional. Estos dispositivos reciben por un lado órdenes como “nevera, actívate en modo turbo que llevo alimentos congelados”. Pero no hay que olvidar que esa misma nevera también puede comunicarse con el resto del mundo e informar de cosas como el desgaste de piezas o averías y avisar directamente al servicio técnico. Ya se está trabajando en que estos tecnodomésticos puedan ‘hablar’ entre ellos para sincronizar acciones como preparar la secadora cuando la lavadora está próxima a terminar su programa de lavado. Los sistemas más avanzados serían aquellos que ofrecen un mayor control e incluso un funcionamiento autónomo complejo, como cámaras de videovigilancia o robots multifunción. Por ejemplo, los aspiradores robots aprenderán la rutina de su propietario para limpiar cuando salgan a trabajar y, además, podrían funcionar como vigilantes de seguridad gracias a sus cámaras integradas. En este grupo también encontraríamos cerraduras digitales o porteros automáticos remotos que ya existen y permiten ver en el móvil quién está llamando a la puerta de casa e incluso abrir a aquellas personas registradas con acceso permitido. Pero esta revolución no solo afectará a los hogares, también se extenderá fuera de ellos, a las calles, hasta alcanzar ciudades completas. Es algo en lo que ya están trabajando muchas empresas y ya es realidad. Son las smartcities. Ciudades inteligentes Las smartcities conectan y dotan de inteligencia a los semáforos de tráfico, la iluminación, los servicios de limpieza, el mantenimiento y la red de distribución eléctrica o de agua. En general podría decirse que un hogar domótico no es más que una smartcity a pequeña escala, y la clave del funcionamiento de ambas esta en el ‘Internet de las cosas’. 50.000 millones de cosas estarán conectadas a Internet en 2020, según Cisco En palabras de John Chambers, CEO de Cisco, una de las empresas más importantes de conectividad digital, estamos ante “una revolución capaz de causar un impacto social entre cinco y diez veces mayor que el que causó Internet”. Se estima que los beneficios que generará este nuevo sector económico será de 19 billones de dólares. Si en principio las funciones de estos dispositivos conectados pueden parecernos triviales, un análisis profundo podría llegar a interconectar diferentes facetas de nuestra vida: la educación, la seguridad, la salud y el trabajo mediante dispositivos de lo más variados. Esto incluiría los tan de moda wearables o gadgets ‘vestibles’ como monitores de actividad o localizadores GPS, pero se ampliaría a muchos más. Con un futuro tan prometedor, lo raro será que dentro de unos años nos acordemos de cómo vivíamos cuando los móviles solo servían para hablar entre nosotros.
Fuente:20minutos.es
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