Ubicada a orillas del río Moscova, la capital rusa destaca por sus edificios, museos, teatros y galerías, que la vuelven uno de los centros históricos y culturales más atractivos del mundo. A pesar del encanto de muchas de estas construcciones, lo cierto es que no es un centro urbano demasiado amigable con sus habitantes: luego de realizar una investigación encargada por el gobierno, el reconocido arquitecto
danés Jan Gehl indicó que Moscú está colapsada y es un lugar incómodo para vivir. Uno de los mayores problemas es el desorden vehicular, que hace muy difícil la circulación de peatones y ciclistas.
Teniendo en cuenta estos inconvenientes, las autoridades están impulsando un ambicioso plan de desarrollo urbanístico: en 2011 se anunció la intención de duplicar el tamaño de la ciudad, sumando a las 107 mil hectáreas que ocupa actualmente otras 150 mil de la región circundante. En el marco de este proyecto, en mayo de este año el Instituto Strelka para la Comunicación, Arquitectura y Diseño lanzó un concurso internacional para diseñar el Zaryadye Park, el primer parque público a construirse en la ciudad después de más de cincuenta años.
Ubicado a pocos minutos a pie del Kremlin y la Plaza Roja, este espacio de 130 mil metros cuadrados a orillas del dique del río Moscú pretende albergar a una construcción que reemplace a la antigua sede del hotel Rossiya, un mítico edificio soviético demolido en 2006 y cuya área aún permanece abandonada.
Luego de casi seis meses en los que se analizaron sorprendentes proyectos, Strelka dio a conocer al ganador: la firma Diller Scofidio + Renfro con sede en Nueva York. Su propuesta se basa en los principios de ‘urbanismo salvaje’, un híbrido donde las personas y las plantas conviven libremente en el mismo lugar.
Bajo este concepto, el nuevo espacio permitirá ‘salir’ de la ciudad permaneciendo dentro de ella. Para esto, se dividirá en cuatro zonas típicas del paisaje ruso: tundra, estepa, bosques y pantanos.
El nuevo Zaryadye Park busca reunir el paisaje, la cultura y la historia de Moscú, por lo que combinará jardines típicos al estilo Kremlin con tecnologías sostenibles modernas para establecer microclimas artificiales -que regulen la temperatura, el viento y la luz natural- en distintas zonas del parque.
La construcción, que demandará unos doscientos millones de dólares, se iniciará a fines de 2014 y se estima que estará lista para 2016, funcionando como un museo al aire libre donde lo que se expondrá será la ciudad. Con Zaryadye Park, el presidente Vladimir Putin y el alcalde capitalino Sergei Sobyanin pretenden mostrar al mundo sus esfuerzos para hacer de Rusia y Moscú territorios más complacientes con sus habitantes.
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