viernes, 22 de noviembre de 2013

Gaudí, un arquitecto tan genial como natural

Toda la obra de Antoni Gaudí está impregnada de su admiración
por la naturaleza


Buena parte de la obra del genial arquitecto catalán Antoni Gaudí i Cornet(1852-1926), está inspirada en la naturaleza, lo que, según plantean algunos de sus biógrafos, fue consecuencia de que la delicada salud que padeció durante su infancia le llevó a pasar mucho tiempo viviendo en el campo, dedicándose a la lectura y a la observación de la naturaleza, en la que animales, plantas, rocas y todo lo que veía a su alrededor, fueron dejando en él una huella que después marcó su visión de la arquitectura.

 En varias ocasiones he tenido el placer de poder ver y disfrutar sobre el terreno las obras de éste poeta de la arquitectura y una de las cosas que más me ha llamado siempre la atención es lo poco frecuente que son las líneas rectas en su producción, lo que por cierto ocurre también en la naturaleza.
De su enorme vocación por la arquitectura y la naturaleza, dan idea las palabras de Gaudí que se citan en la publicación de Martinell,C. “Gaudí, su vida, su teoría, su obra”:
¡Construir! ¡Construir Belleza. Buscar en la Naturaleza la imagen del Misterio y convertirla en arquitectura. Forjar la forma de la idea: esta fue mi obra alquímica. Mi sueño: Una Barcelona mediterránea, bella, grande…. Ser canal para que la Belleza sea el resplandor de la Verdad, descubrir en las leyes del Universo todos sus secretos.

Hay dos cosas que la naturaleza lleva muy mal, hasta el punto de no aguantarlas y de reaccionar siempre contra ellas, que son las prisas y los desequilibrios. Los desequilibrios que produce el desigual calentamiento de la irradiación solar sobre el planeta es lo que hace reaccionar al sistema climático natural para buscar continuamente el equilibrio. Las prisas de la humanidad desarrollista al consumir en poco más de siglo y medio el combustible fósil (petróleo, gas, carbón, etc.) que la naturaleza fabricó durante millones de años, es lo que ha provocado el calentamiento global planetario, origen del conocidocambio climático.

Pues bien Gaudí también actuaba en base a evitar lo que naturaleza evita. Cuando Eusebio Güell le encargó la cripta de la colonia Güell, en Santa Coloma de Cervelló. Gaudí escogió allí una pequeña colina rodeada de pinos y dedicó 16 años de trabajo en completa libertad, porque lo que le importaba era la obra bien hecha, evitando las prisas como las evita la naturaleza.

Por cierto, los 10 primeros años de esos 16 de trabajo, los invirtió en la confección de la maqueta polifunicular de esa obra, que fue y es una auténtica genialidad en la investigación arquitectónica. La primera referencia que conozco del método utilizado por este genio para enfocar su diseño en base a lo que la naturaleza y la física le habían enseñado, fue en 1898, precisamente cuando se le encargó la cripta de la colonia Güell, fundamentando su innovador método en la búsqueda del equilibrio natural adoptado por el conjunto.


                                                     A izquierda (invertida) y a derecha (posición final la
                                        maqueta polifunicular del genial Gaudí; en el centro
           sus “componentes”

En un cobertizo colgaron del techo la maqueta de la obra proyectada, colocándola en sentido invertido. La maqueta estaba formada por una gran cantidad de cadenas de las que colgaban, atadas con hilos, múltiples bolsitas llenas de perdigones. El peso de estas bolsitas era proporcional a la carga que debía soportar el edificio en ese punto, y así el conjunto de las cadenas y los hilos dibujaban las líneas de fuerza, que daban al arquitecto la orientación para el direccionamiento “natural” de los componentes estructurales de la obra, rigiéndose sólo por la fuerza de la gravedad.

Con este método el genio rendía de nuevo homenaje a la naturaleza, a la que tanto admiraba, consiguiendo con su maqueta polifunicular, una vez invertida, las formas del equilibrio natural para la obra proyectada.

La cripta nace del estudio de la geofísica del terreno sobre el que se iba a construir y del respeto de lo ya existente allí. Un hecho que da idea del enorme respeto que Gaudí tenía a la naturaleza es que durante la obra taló muy pocos árboles, apenas los imprescindibles, e incluso cambió la forma de una escalera que ya tenía proyectada, para salvar con ello un pino existente sobre el terreno, basándose en el razonamiento de que la escalera se podía rediseñar, recalcular y construir en tres semanas, mientras que la naturaleza necesitaba veinte años para que creciera un pino como aquel. ¡Genial!

Finalmente incluiré, aunque sólo sea una imagen, de la que probablemente fue la obra más querida por este genio, el templo de la Sagrada Familia en Barcelona, en la que su pasión por la naturaleza se concreta en su respeto a la luz natural, integrada en esta magna obra de una forma difícil de mejorar.

     

La presencia de la luz natural, magnífico paradigma en
  el templo de la Sagrada Familia

De la Sagrada Familia dijo el propio Gaudí: ”Será como en un bosque: oscuridad horadada por rayos de luz, la luz que se filtra a través de las hojas de los árboles. Toda excelencia viene de la luz: la arquitectura es la ordenación de la luz, la escultura es el juego de la luz, la pintura la reproducción de la luz a través del color”.



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