La pérdida de los bosques tropicales representa más del 10% de las
emisiones de carbono que provocan el cambio climático, por lo que recibieron
mayor atención en la reciente conferencia sobre cambio climático de la
Organización de las Naciones Unidas (ONU) en noviembre pasado, en Varsovia.
Cuando talan y queman los bosques, el
carbono de los árboles y la vegetación —que equivale más o menos la mitad de su
peso en seco— es liberado en la atmósfera en forma de dióxido de carbono, el
principal gas de efecto invernadero que contribuye al calentamiento global.
La mayoría de las emisiones de dióxido
de carbono que genera la actividad humana proviene de los combustibles fósiles.
Sin embargo, los bosques tropicales contienen en promedio 150 toneladas de
carbono por hectárea, que en conjunto representan las millones de hectáreas que
son taladas y quemadas cada año.
Durante la
última década, los gobiernos y la industria han reaccionado ala creciente presión por revertir la deforestación y a veces han hecho el compromiso de
reducirla a cero. Pero, salvo en algunas excepciones, no contamos con las
herramientas para evaluar la rendición de cuentas.
Esto cambió
cuando la revista Science publicó
un análisis revolucionario sobre la deforestación anual de todo el planeta
entre 2000 y 2012. Con la ayuda de Google Earth y
por medio de técnicas avanzadas de computación, el profesor Matthew Hansen, de
la Universidad de Maryland, y sus colegas analizaron imágenes satelitales a una
escala de 30 metros en cantidades sin precedentes.
Su trabajo
permite que cualquier persona que tenga una computadora,tablet o smartphone y cuente con una conexión a internet
aceptable vea claramente en qué parte del mundo crecen bosques y en dónde han
sido destruidos.
Visita el
sitio Global Forest Change y haz clic en diferentes regiones.
Utiliza el menú desplegable para ver el estado de los bosques en todo el mundo
entre 2000 y 2012 con base en distintos parámetros. Visita las regiones
afectadas como la franja por la que pasó el tornado de Alabama, la deforestación
en Paraguay, las zonas taladas para dar cabida a los minifundios en Mozambique
y muchas más. Las regiones remotas están al alcance, las zonas boscosas están a
la mano y es mucho más difícil ignorar la velocidad con la que desaparece el
follaje.
Más de 60 gobiernos se han adherido al
compromiso del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés)
que tiene por objetivo lograr "una deforestación neta igual a cero"
para 2020. El compromiso excluye específicamente la compensación de la
deforestación con plantaciones de árboles, aunque la reforestación en tierras
abandonadas podría sustraer la deforestación "bruta".
Con los nuevos mapas digitalizados y
la información disponible en línea, las organizaciones de vigilancia de la
sociedad civil pueden y deben obligar a los gobiernos comprometidos a cumplir
con su objetivo.
Los líderes corporativos han hecho
acuerdos semejantes en cuanto a la deforestación cero, como el consejo de
administración del Foro de Bienes para el Consumidor, un enorme consorcio del
sector privado que comprende a cientos de empresas que en conjunto suman
ingresos por más de tres billones de dólares al año.
La mayor parte
de la deforestación tropical es consecuencia de la demanda mundial de productos agrícolas como carne, soya, aceite de palma y
papel. Los miembros del consorcio prometieron eliminar la deforestación de su
cadena de suministro de dichos productos.
El garantizar
el flujo transparente de la información que arrojan los análisis como el
publicado la semana pasada en la revista Science será
esencial para la rendición de cuentas en el sector privado.
Ahora es
posible estar al tanto de lo que ocurre en regiones apartadas de Brasil,
Indonesia, África o en los bosques del Lejano Oriente ruso. Durante los últimos
25 años habíamos tenido datos solo de la amazonia brasileña. Cada año, cuando
aparecen las cifras de la Estación Espacial Brasileña, comienza el escrutinio
en ese país y en todo el mundo. Pocos gobiernos han contado con la información
y la franqueza que los brasileños han mostrado respecto al Amazonas. Hasta
2012, como fue establecido en Science, la tendencia parece ser favorable en Brasil.
Sin embargo, el gobierno de ese país
publicó una noticia desalentadora al margen de las charlas sobre el clima en
Varsovia: la deforestación en la región alcanzó los 5,843 kilómetros cuadrados
entre el primero de agosto de 2012 y el 31 de julio de 2013, un aumento
respecto a los 4,751 kilómetros cuadrados del año anterior. La ministra de
Medio Ambiente, Izabella Teixeira, calificó el incremento de inaceptable y
señaló que el gobierno no toleraría ningún aumento en la deforestación ilegal,
al que calificó como un crimen.
El tema ya es
material para las elecciones del año próximo. Teixeira y la presidenta de
Brasil, Dilma Rousseff, son responsables según la política nacional de cambio
climático que el Congreso aprobó en 2009. La ley incluye el objetivo de reducir la deforestación de la amazonia a 3,900 kilómetros cuadrados para
2020, un 80% menos que la tasa promedio registrada entre 1996 y 2005.
Muchos países en desarrollo
simplemente no conocen sus bosques lo suficiente y varios recurren a métodos de
vigilancia cuestionables. En Indonesia, el Ministerio de Silvicultura insistió
en que no hay deforestación cuando las plantaciones destinadas a la producción
de celulosa y papel reemplazan a los bosques nativos. De acuerdo con esa
lógica, podrías reemplazar totalmente algunos de los ecosistemas más diversos y
ricos en carbono de la Tierra con granjas de monocultivos y considerarlo como
" deforestación cero".
Cuando decimos que el conocimiento es
poder, queremos decir que la gente que tiene acceso a la información tiene
fuerza y quienes no pueden acceder a ella están impotentes. La transparencia es
la democratización de ese acceso crucial. Sin ella, no sería posible
responsabilizar a los gobiernos ni a las empresas.
Sobre todo,
Hansen y sus colegas reportaron que empeora la tendencia de la deforestación en
los trópicos. El éxito logrado en Brasil a lo largo de 2012 fue contrario a las pérdidas crecientes en Indonesia, Malasia,
Paraguay, Bolivia, Zambia, Angola y otros lugares. Estos resultados y sus
interpretaciones seguramente serán analizados y podrán aplicar mejoras por
estar al alcance en formato digital.
Estas son buenas noticias para quienes
estamos preocupados por los bosques, por la gente que depende de ellos y por el
cambio climático.
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