El arquitecto portugués Gonçalo Byrne ha constatado hoy que "la ciudad existente es siempre pasado, pero se encuentra en continua transformación porque es algo vivo" y ha agregado que se requiere "humildad y mucho rigor" para intervenir en el patrimonio histórico.
Byrne ha ofrecido una rueda de prensa en Logroño, acompañado por los arquitectos Manuel Gallego, Jerónimo Junquera y Víctor Navarro, quienes han participado en las XVII Jornadas Internacionales de Intervención el Patrimonio Artístico "Fragmentos concretos", organizadas por el Colegio Oficial de Arquitectos de La Rioja (COAR).
Según este profesional portugués, "no todo lo viejo es bueno en patrimonio, ya que se han llegado a hacer muchas porquerías a lo largo de la historia", por lo que habría que "seleccionar" que monumentos o edificios antiguos se deberían conservar.
El responsable de la rehabilitación del Teatro Thalía de Lisboa, donde optó por conservar en el interior las ruinas de un edificio de 1843 y construir una nueva estructura envolvente, ha añadido que un edificio necesita "tiempo y un reconocimiento compartido" para convertirse en un "icono" de una ciudad.
Así, ha recordado que la Torre Eiffel de París fue rechazada por Víctor Hugo, que incluso propuso su demolición, pero después de cien años se ha convertido en el icono de la capital francesa.
En su opinión, la crisis ha acabado con el modelo urbano expansionista que existía en Europa y se ha trasladado a países emergentes de Asia y el mundo árabe.
Por su parte, Gallego ha lamentado que en España se dedique muy poco tiempo a concebir los proyectos arquitectónicos y ha precisado que, en algunos concursos, el plazo de presentación es un tercio del que se dedica a juzgar un trabajo.
Este gallego, que logró en 2010 la medalla de oro que concede el Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España, se ha encargado de transformar el antiguo Banco de España de Santiago de Compostela en el Museo de las Peregrinaciones.
Junquera, quien ha presentado en estas jornadas el proceso de restauración del hipódromo de La Zarzuela, ha opinado que antes de rehabilitar un edificio con valor patrimonial para dotarlo de nuevos usos habría que hacer un plan director para comprobar si cabría esa nueva función sin "violentar" el edificio.
Antes de empezar ese tipo de remodelaciones, ha propuesto de establecer "un diálogo" con el arquitecto o ingeniero que lo diseñó inicialmente, a quien hay que enfrentarse con "una actitud de humildad y prudencia".
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