Los abetos son la única especie investigada con ejemplares más jóvenes a mayor altitud, a diferencia de las hayas, el pino silvestre y la picea común, más jóvenes a menor altitud.
Uno de los grandes retos que se le presentan al mundo de la ecología de cara a los próximos años es hacerse una idea de lainfluencia del cambio climático sobre las diferentes especies. Ya se ha demostrado su impacto sobre animales y plantas, que han modificado su comportamiento debido a la subida de las temperaturas, como los árboles amazónicos que han perdido parte de su resistencia al estrés térmico. En Europa también han modificado su comportamiento, según un estudio del Museo Nacional deCiencias Naturales (MNCN).
Los investigadores han analizado los últimos cambios en la distribución de siete de las especies de árboles más comunesen el viejo continente. En su estudio han comparado las variaciones en la distribución altitudinal entre los ejemplares adultos y los árboles más jóvenes de cada especie entre España y Suecia. Y los resultados, publicados en la revista ‘Global Change Biology’, arrojan algunos datos sorprendentes.
Teniendo en cuenta que las temperaturas han subido 0’86º en los últimos 10 años comparándolos con los 30 anteriores, los científicos esperaban que los ejemplares más jóvenes fuesen abundantes en grandes altitudes, ya que había una temperatura más cálida en el momento de plantarlos. Con ello, los investigadores esperaban demostrar que la sensibilidad a la temperatura y la capacidad de respuesta cambia entre ejemplares de una misma especie según su edad.
Sin embargo, solo una de las siete especies, el abeto, vino a responder a las expectativas del equipo de investigadores, con unos ejemplares más jóvenes a medida que se ganaba altitud. En cambio, las hayas, la pícea común y el pino silvestre ofrecieron un resultado totalmente opuesto al esperado, ya que los ejemplares jóvenes estaban a menor altitud que los más antiguos. Por su parte, el falso plátano y el roble albar no mostraron ningún cambio en su distribución según la edad.
Fernando Valladares, uno de los investigadores del MNCN, explica que los resultados “contradicen las predicciones teóricas”, un indicador de que “las respuestas de los árboles al cambio climático son complejas y están condicionadas no sólo por factores ambientales, sino también por procesos internos relacionados con la ontogenia y la demografía de las distintas especies de arbóreas”.
Pese a estos resultados, los investigadores continúan pensando que la aproximación puede servir para estudiar los cambios queel calentamiento global y el propio cambio climático provocan en la demografía y la distribución de los árboles. Eso si, todavía queda trabajo por delante hasta poder descifrar su comportamiento.
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